«Escena del crimen. Microrrelatos policiales»

Invitamos a leer nuestro libro «Escena del crimen. Microrrelatos policiales». Una reunión de muchas voces hispanoamericanas que nos cuentan historias atrapantes y crímenes insospechables.

Bienvenidos a la Escena del crimen. Descargue el libro gratuitamente desde el siguiente enlace: https://drive.google.com/file/d/1Amav2yC16PvgI4PgIZ2cy7Cv5Vn52kie/view?usp=sharing

Sobre «Última estación»

VV.AA. Última estación. Narrativa peruana contemporánea. Michael Jiménez Melchor (Selección). Lima: Ángeles Del Papel Editores, 2020. 111 pp.

Es muy llamativo notar cómo en tiempos de pandemia se alzan desde diversos flancos una suerte de publicaciones: revistas, libros de autor, antologías. Sobre todo es interesante tener en nuestras manos una muestra impresa, esto es el triunfo de la literatura por encima de diversas vicisitudes virales que nos aquejan. Tengo entendido que este proyecto se gestó hace tiempo, pero, para nuestro deleite, por fin ha podido ver luz en formato físico. No es fácil publicar en papel en estos tiempos (los medios digitales han sido de mucha ayuda, de eso no hay duda, pero es maravilloso tener un cuaderno que podamos tocar y leer corriendo las hojas color avena); sobre todo, no es fácil compilar una muestra de lo que se escribe en el Perú en este momento, ya que hay que avistar multitud de textos, poseer una capacidad lectora fuera del mero divertimento para ahondar en lo crítico y poder seleccionar cuentos ya publicados antes o inéditos, todo esto conociendo la obra previa del autor que se invitó para formar parte del proyecto. En ese aspecto, felicito a Michael Jiménez, quien lleva muchos años en el trabajo editorial y posee un excelente ojo para escoger poemas y cuentos de alta calidad de entre tanta cantidad, de lo que se trabaja literariamente en nuestro país.

Sobre todo es muy llamativo contar con un volumen de calidad (vuelvo a mencionar esta palabra, porque es necesario), ya que en los últimos años hemos tenido muestras de diversa laya: poesía, microrrelato, narración corta (con temas específicos o en general). En este año hemos visto la aparición de algunos volúmenes que contienen ficciones referidad al mal mundial que nos aqueja. Hemos tenido buenos libros, con trabajos impecables, y otros con material que sobraba en dichos cuadernos. No me dedicaré a hacer un recuento de los textos que he leído (he leído mucho este año, aunque me falta un tanto más por leer), y algo que me alegra es que aun los textos no logrados en otras muestras nos permiten saber más del panorama literario contemporáneo. No solo para conocer autores y buscar más trabajos de ellos, sino para saber qué tipo de ficción (experimental, clasicista, ecléctica, realista, fantástica, de pandemia, de no pandemia) nos interesa más leer. Es decir, es importante adquirir las selecciones que se compilan para conocernos a nosotros mismos como lectores.

Y, por sobre todo, es bastante llamativo saber que varias de estas compilaciones, con una calidad literaria notable, se han editado en papel a precios al alcance de todos, por parte de editoriales independientes, quienes son las que están trazando la ruta de las buenas letras.

Como dije, no mencionaré ejemplos, aunque me tienta nombrar a cierta selección de carácter internacional de cuentos de terror o a cierta selección internacional de cuentos sobre el tema de la enfermedad viral que hasta ahora nos mantiene en vilo, no obstante, es bueno que muchos la enfrentemos, la superemos y sigamos escribiendo y publicando con una avidez, en unos casos más menguada, en otros más alta que antes de que se desatara este caos de salud a nivel global. Muchos menos hablaré de mi experiencia anterior como seleccionador, que es muy amplia, y me permite entender el inmenso trabajo que se puso en este volumen. Es tiempo de hablar, del mejor modo posible, de esta novedosa publicación.

He pensado en una y mil formas de abordar este libro, si caer en el aparato académico (es mi meta acercar a los lectores, no darles clases). Para ello someteré la presente obra a un análisis descriptivo y luego pasaré a una ligera deconstrucción en general, sin enfocarme en cada cuento del libro (se incluye un relato mío, pero, como en otras ocasiones, asumiré que no está ahí para no criticarme a mí mismo). He pensado mucho en el título del libro, el cual es muy bonito: «Última estación». El subtítulo es «Narrativa peruana contemporánea», este se entiende a la perfección y, por lo tanto, no es necesario explicarlo. El título, al principio, me hizo pensar en las estaciones de tren de Lima; al llegar a la «última estación», arribamos a lo más reciente, al presente inmediato, a lo último, y es cierto, no tengo antecedentes que me indiquen que los textos tengan una antigüedad más allá de 2019, aunque es muy posible que se escribieran años atrás, estuviesen guardados y hayan salido a la luz por fin. Empero, seamos prácticos, un cuento recién publicado es un cuento reciente y representa a lo actual, en este caso, el instante de la publicación supera al momento de la escritura. Cuando vi la portada del libro, oí una voz femenina en mi cabeza que decía «última estación» mientras viajaba en el tren que recorre las arterias limeñas, sin embargo, nunca he llegado a la final estación del tren, por lo tanto, desconozco si tales palabras pueden darse en el mundo real.

Pero no. El título alude al invierno, esto se atisba con facilidad al ver la portada, donde paraguas de diversos colores inundan la tapa. Cada paraguas puede ser una historia distinta, cada paraguas es sostenido por una persona (autor) distinto y cuenta un relato distinto. Los colores incluso nos llevan a pensar que cada tonalidad representa a un tema diferente, pues hay de todo en el libro: fantasía, realismo, romance, hechos extraños, hechos cotidianos que se hacen insólitos dentro de su aparente simpleza contextual. Sí, es el invierno lo que se advierte en la cubierta y en el título, asumo, se refiere directamente a este por la lluvia (he ahí la justificación de los paraguas) que no se muestra, pero se adivina próxima, como cuando el señor o señora del clima dice que hoy lloverá. Una lluvia de ideas, de historias.

Son doce escritos de diferentes creadores de diversas partes del Perú: Lima, Huancayo, Nazca, Tarapoto, Arequipa, incluso tenemos el cuento de una autora nacida en Venezuela, pero que desarrolla parte de su labor escritural en Perú. Lo que es muy importante para este volumen, porque nos permite estrechar lazos con el país hermano, en tiempos en los que varios migrantes (entre ellos varios artistas) han venido a nuestra nación para quedarse y empezar de nuevo tras la difícil situación que los aquejaba en su país de origen. Como dije, son doce literatos, y eso me parece cabalístico, como los doces signos del zodiaco, es un buen número, que conlleva a un apropiado número de páginas y los relatos no son extensos.

Es importante mencionar que los textos poseen alrededor de dos mil palabras cada uno, pues es difícil condensar una idea en ese número de palabras. Cada texto está bien escrito y las ideas pueden ser muy originales, como el de la mochila de emergencia, que un hombre llevaba a todas partes por si se presentaba algún siniestro, o pueden beber de la mitología andina, en este caso el Cusco: hay toques muy bien propuestos en el relato inicial, pero ese matiz adulto se diluye en el resto de cuentos y queda una obra que puede ser leída por casi todas las edades. Sobre todo, me alegra la maestría que se han puesto a los relatos, para indicar un subtexto (lo que te cuento es lo que no te cuento), como cierto personaje de un texto «clandestino». También está presente la violencia en otro texto sobre una pareja y la tristeza en la narración sobre un apostador. Hay un conjunto de historias recogidas en un colegio. Está la maravilla en un fragmento de la vida de un personaje y la relación con su padre. Se halla el final inesperado en la aventura de unas amigas que se reencuentran. Está el sentido de extrañeza en un relato sobre una mujer que sueña. Lo dicho anteriormente, el texto implícito en el periplo amoroso (y frenético) de una pareja, el cual es quebrantado de manera magistral por el narrador. Y al final tenemos un relato paisajista sobre gente de montaña, a cargo de una creadora arequipeña a la que hay que seguirle la pista en adelante.

Un volumen que se lee de un tirón porque las narraciones son absorbentes y demuestran las grandes aptitudes literarias de los autores. Es bueno que se haya escogido a escritores no muy conocidos en el circuito literario peruano para mostrarlos al mundo y para que sigan algunos en la buena senda y otros, a partir de aquí, continúen con la buena narrativa. Gran trabajo de Ángeles del papel Editores que desde hacía algún tiempo había pasado de editar textos de poesía a publicar narrativa con efectividad (grato ejemplo es el libro de cuentos «Prodromo», del literato chileno Aldo Astete Cuadra. «Última estación» no es una apuesta, es una obra ganadora en todos los sentidos, estético, estructural y argumental. Deseo con todas mis ansias que lleguen nuevas muestras narrativas, por lo pronto ya sé que se están cocinando algunas (he tenido acceso a algún manuscrito y luce sublime). Que los tiempos mejoren, y que la literatura en su vertiente corta siga brillando como en este bello volumen.

—Carlos Enrique Saldívar

«Con aires de Sevilla»

A raíz de la amistad con la poeta Zaida Giles de Quiroz, radicada en Dos Hermanas, Sevilla y afianzando la hermandad nos embarcamos en la tarea de hacer este libro de antología donde 22 autores sevillanos nos comparten su producción poética, que el día de hoy ofrecemos a nuestros lectores y seguidores del blog.

Agradecemos a los autores antologados aquí: Federico Serradilla, Francisco Espada Villarrubia, Laura Puerto, María Fernanda Trujillo, Concha Vilches Cansino, AboroJuan, María Paz Cerrejón, Andrés Gotor De Astorza, Ramón Luque Sánchez, Maritxé Abad I Bueno, Tomás Sánchez Rubio, Rosario Santana Muñoz, Joros, Lola Franco Grueso, Gabriel Gil, Sonia Acal, Alfonso Lora, Álvaro Prieto, Israel Álvarez, Belén Olavarria, Emma Roma y Mariana Mohammedi Acal.

Dejamos el libro para lectura gratuita en formato issuu

«El mar no cesa»

EL MAR NO CESA

El mar que irrumpe con espuma en los labios

CÉSAR MORO

En estos tiempos en que el día y la noche parecieran ser idénticos, un libro de poesía termina por convertirse en balsa, barco de papel que rescata del miasma propio de lo aciago y reactiva el engranaje que hace girar las cotidianidades.

La Poesía siempre cumple una función terapéutica en el devenir diario de las sociedades. Ha sido vehículo de cambios y evoluciones en todo sentido y, en ciertos momentos, ha sido determinante en la resolución de cuestiones de todo orden. En América no ha sido la excepción en ninguna de sus latitudes y, de alguna manera, la Poesía se ha convertido en parte esencial del carácter de quienes habitamos la parte hispanohablante del continente. Acaso haya algo en el agua.

Hablar de poesía latinoamericana, es hablar de un sinfín de estilos, variantes, búsquedas, experimentos, tendencias, encuentros, solturas y desgranes; que tomaría mucho espacio explicar y conocer. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de acercarse a ese gran mural multicolor que representa la poesía de la que hablamos. O, por lo menos, a uno de los innumerables mosaicos que la construyen, la componen.

En El Mar No Cesa nos encontramos de frente con ese mosaico: es un libro variopinto (como toda la poesía latinoamericana) y cuya conformación es ejemplo de la individualidad que permea en cada autor, aunque se compartan condiciones cartográficas, sociales, económicas. Es, en sí, un libro que va, como las olas de un inmenso mar, desde un naturalismo claro y simple,

parte del mar somos

y al morir nos guarda como cosa suya

mirándonos bajo la arena.

(nos dice Carlos Zúñiga Segura, en su poema Nereis)

hasta el barroco más ornamentado;

era el resplandor oculto de un presagio

y su luminosa pisada de campana falsa

que planas cavidades hoyaban a la mala

(afirma Alex Castillo, en Plenitud)

un libro que juega desde la religiosidad entregada, esperanzada y luminosa (religiosidad pura, libre de mimetismos y liturgias. Muy cercana a la devoción y el éxtasis de Santa Teresa); y el misticismo,

¡Oh Jehová de los ejércitos!

Abre el mar rojo de mi sangre coagulada

Hazla fluir en el segundo de vida que me queda.

Ayúdame a entender que mi resurrección

durará en tu presencia

un poco más que el escaso paragón de mi poema

(implora en Descendencia, Milagros Jamis)

hasta el erotismo cargado de realidad y, al mismo tiempo, cubierto de velos traslucidos que le dan a la piel el misterio que requiere para erizarse;

Pero ahora estás tú, apaciguando mis pasos

calmando mi sed entre límpidas aguas

de este amor tan íntimamente nuestro.

(suspira Miriam López Aguirre, en su poema Más Allá del Tiempo)

desde la influencia casi transparente de la poesía japonesa (contemporánea y clásica) cuya limpieza seduce y brilla como el vaivén de las ramas de un bambú, sometido al capricho de la brisa nocturna:

3.

luna y ramas…

en el estanque

una muchacha sueña

Esta noche

(suelta, Elizabeth Peláez Sagástegui, suavemente)

hasta la poesía social, comprometida con su entorno, amante de la utopía, sumida hasta el fondo del hartazgo y buscadora de nuevas realidades.

Sus calles frías llenas de conciencias trogloditas

Ambulantes, políticos y fanáticos usureros,

Qué les importa la pobreza de su pueblo, su raza

Ni la herida desprendida ni la piel abierta.

(sentencia Hernán Anaya Arce, en Melodías Urbanas).

Esta característica, propia de los libros escritos en coautoría, nos remita sin duda al entendimiento de que la poesía no se limita a una técnica, un conocimiento académico y, mucho menos, al simple hecho de la emoción; sino a una amalgama perfecta entre tradición, entendimiento, bagaje, técnica y víscera que, finalmente, termina por construir un ente irrepetible que formará parte, para siempre, del todo poético universal. La poesía, desde su propia naturaleza; se manifiesta en distintos tonos, cada uno de ellos, dueño de sus tesituras y contrastes y, por supuesto, dueño de una validez que solo le otorga su origen.

Así, cada verso y cada autor que construye El Mar no Cesa se transforma en balsa, barco de papel que pretende convertirse en salvavidas, lugar seguro al que aferrarse para salir del miasma propio de lo aciago, ahora que la noche y el día parecieran ser idénticos.

CHARY GUMETA.

CHIAPAS, MÉXICO. 2020.

«Atrapasueños. Antología de poesía cruceña»

Estos meses de emergencia sanitaria nos ha permitido como editorial expandir nuestros horizontes y mirar más allá de las fronteras nacionales. Con ese pensamiento claro hicimos hace poco «El vuelo más largo» donde reunimos autores de diversas zonas del globo terráqueo que tenían dos cosas en común, el amor por la poesía y el lenguaje (español).

Ahora asomamos a nuestros vecinos y hermanos bolivianos, para hacer este precioso libro en el que reunimos a una docena de autores de Santa Cruz, gracias a la colaboración de la poeta Valeria Sandi quién fue la antóloga de este proyecto poético.

Así un crisol de voces se reúne en este «Atrapasueños» que ofrecemos al lector a modo gratuito para su descarga vía google drive. Estamos seguros que revisión de la poética cruceña otorgará un menor panorama de la poesía boliviana que se escribe actualmente.

Dejamos el enlace para libre descarga de nuestros lectores.

https://n9.cl/ryhcu